sábado, 22 de agosto de 2009

Fiesta

New car, caviar, four star daydream

Make me think i´ll buy me a Football team.

Pink Floyd –Money

The Dark side of the Moon

Pasándome una invitación de color rosa, Natalia vino (por fin) a saludarme; lo hizo cuando ya no importaba, cuando me emputaba que lo hiciera; lo hizo luego de que nos encontráramos en el pasillo, cuando yo buscaba consuelo en el verde de sus ojos y ella pretendía que yo no estaba allí. Por que para Natalia yo solo soy un autómata que sabe de literatura y al que, por alguna razón, le dicen Ordóñez, como si fuera una persona. Odié su cara de monja sin castidad por ello. Entonces vino el tedioso beso en la mejilla y los ¿Cómo estas?, ¿Qué haces? Que se responden fríamente con un nada, todo bien.

-La invitación es para los quince de lauris Serrano, porfa no faltes-. Dijo, poniendo su delgadísimo dedo sobre el sedoso papel rosa. La acepte sonriendo, mientras mandaba sus verdes ojos al carajo, ella también sonrío. Yo tengo el sano defecto de creer que siempre hay segundas intenciones en lo que dice una persona que acorta palabras y usa constantemente diminutivos, nuestro presidente, por ejemplo, siempre me causa desconfianza, sobretodo cuando usa la palabra gustico para referirse a algo que no requiere diminutivos. Menos mal que existen Juli (cuya gracia se ha trasladado de colegió) y Gustavo, o si no me volvería loco, ellos si saben como hablar conmigo; y gracias a…el señor y señora Bojacá por Luisa, cuya presencia singular hace que todo lo demás pase a ser notas al pie en las paginas de mi vida. Me quede un tiempo en el salón, tratando de recordar quien diablos era Laura Serrano pero solo me vino el recuerdo otro Serrano despreciable. Luego me dieron ganas de jugar futbol, pero solo fue dar dos pasos fuera del salón, para que sonara la campana. Estando en casa, recordé que la tal Laura Serrano era la hija de un Magistrado, y además me di cuenta de que el club en donde se realizaba la fiesta, era uno de esos en donde una familia no era aceptada (aparte de los factores Dinero, Estrato, Palanca) si su empleada no usaba uniforme. Era un lugar para pretender; pues el encanto de la pretensión consiste en permitirle a la gente esconderse en recargados disfraces, con los cuales uno puede ser amigo de todo mundo, sin la tediosa labor de conocerlos a fondo. Me asomé por la ventana de mi cuarto y vi a las nubes danzando y arremolinándose en largos jirones grisáceos. Las nubes danzan… ellas pueden danzar libres sin tener que preocuparse por que alguien les esta haciendo cizaña a sus espaldas.

Dos fines de semana después, me encontré sentado en una pomposa mesa decorada con manteles de seda color perla, viendo mi cara reflejarse en las burbujas de champaña, viéndola estallar una y otra vez contra la superficie dorada. Me encontré atónito, tratando de convencerme de que los que se retorcían al fondo del salón no estaban teniendo un ataque epiléptico, solo bailaban techtonik. A mi la electrónica nunca se me ha dado, prefiero la salsa, solo me basta con oír yo soy la muerte, yo soy la muerte, la muerte soy, para saltar al centro del salón, con niña en mano y bailar hasta que algo diferente llega. La fiesta trascurrió en un extraño ciclo: primero ponían salsa y merengue, para calentar, entonces yo salía a bailar; solo para ver desde los brazos de otra, como Luisa estallaba en llamas en los brazos de otro; luego ponían reggaeton, para calentarse, yo me defendía, pero no brillaba; venia entonces el ruido ese que a algún despistado se le ocurrió llamar música, y yo me sentaba en la mesa y bebía, mientras veía como Luisa reía de chistes que no eran míos; seguía un intermedio raro, mezcla de Juanes y Jorge Celedón, en el cual nadie sabia que hacer, y finalmente volvía la salsa y yo salía a bailar otravez, sin Luisa. Hacía el declive del sábado y comienzos del domingo, yo me encontraba realmente mamado; me agotaban las luces intermitentes, el champagne regular, Natalia gritando su borrachera a los cuatro vientos, me agotaba que me gustara verla caer en pedazos y que nadie le tendiera una mano para ayudarla.

En otra mesa, en otro mundo, Luisa se rumbeaba con su novio, un Rude Boy bastante intimidante. Acepté que ella era una causa perdida.

Para mi desgracia y consuelo, vinieron de una mesa detrás de mí, Juan Diego Ramírez y su parche. Mandaron a callar a Natalia, y sacaron su guaro clandestino, me ofrecieron un poco, el si fue casi automático. Fue entonces cuando me puse a hablar, de futbol, de viejas, de la cara de simio de Andrés Espitia, que estaba en la mesa detrás de mí; tomé y tomé y el mundo perdió forma, los colores se difuminaron, las formas se mezclaron, arriba fue abajo y abajo fue arriba. Caí sobre la mesa suavemente con los parpados pesados y el cuerpo inutilizado, muy pronto todo fue sombras. Desperté ¿Cuándo? No se, mi reloj se había detenido. Me encontré en el centro del salón, rodeado de colores rosa, dorado y perla, pero dentro del cual no había nadie. Las luces seguían encendidas, la música seguía sonando, pero no había ni una sola alma. Algunos globos rechonchos flotaban al ras del cielorraso, daban la sensación de que el lugar había sido abandonado un buen tiempo atrás. Pero entonces ¿porqué las luces?, ¿porqué la música?, ¿porqué yo y no los otros? Nadie me dio una respuesta.

Debí haberle hecho caso a Juli cuando me dijo que no; que no fuera a ese ambiente que no era el mío, solo por que quería saber si tenía la oportunidad de ser algo más para Luisa, que solo un amigo de Facebook. Ahora el lío en el que me he metido no tiene perdón, madre me va a moler, quién sabe que horas sean y yo en la calle. Salí del salón, afuera me esperaba la noche y la soledad. El resto del club estaba inactivo, con la excepción de los faroles altos que bordeaban los caminos. No había nadie alrededor y no se oía la ciudad, ni siquiera un aullido lejano, temí que fuera el único hombre en la tierra, el único ser en todo el mundo. Empecé a caminar intranquilo, la noche era clara y podía ver algunas estrellas, pensé que no era tan grave que tal vez era solo una broma. A mitad de camino tuve la sensación de que alguien me observaba, sentí miedo por que no se sentían pasos, ni risas, ni multitudes, era solo una mirada, era una sola persona. Camine con más prisa, mi corazón galopaba en mi pecho. Finalmente llegue a la portería, no había portero en la caseta, pero la puerta peatonal estaba sin seguro, la sensación de ser observado se hizo más opresiva, me apure en abrir la puerta. Cogí la perilla y la puerta se abrió con un chirrido que me heló la sangre, crucé el umbral de la puerta, pero tras de él no estaba la calle sino ese salón salpicado de esos colores que tanto detestaba. No sabía que estaba pasando, solo tenía la certeza de que detrás de mí había alguien.

jueves, 6 de agosto de 2009

Si dios existe, tiene mucho que explicar.
Woody Allen.

lunes, 3 de agosto de 2009

Cita del Día:

En los tiempo que corren, cuando una exposición constante
a la vulgaridad y a la lujuria han acabado por insensibilizarnos,
resulta muy instructivo comprobar qué nos sigue pareciendo
perverso. ¿Que puede golpear la costra purulenta que cubre
nuestras sumisas conciencias, lo bastante fuerte como para
llamar nuestra atención?
Thomas Harris- Hannibal

domingo, 2 de agosto de 2009

Cita del Día:

mientras que una locura espantosa, pulveriza

y hace de cien mil hombres una pila humeante;

-¡Pobres muertos! En el verano, en la hierba, en tu alegría

¡Naturaleza! ¡Oh tu que hiciste a estos hombres sanamente!..

Arthur Rimbaud-El Mal

Poemas Selectos.

sábado, 1 de agosto de 2009

Minicritica (Pulp Fiction):

Pulp Fiction (Quentin Taratino, 1994), es una magistral mezcla entre el humor negro, muy mordaz e irónico, y la narración del tipo "Pulp" (Como indica su titulo) que habla de temas policíacos y thrillers grotescos y muy violentos. Tarantino se baso en la esencia de los relatos "Pulp" que aparecieron en revistas como "Black Mask", para crear el ambiente sórdido de su obra maestra. Más sin embargo sus personajes, violentos pero en un grado más intimo humanos, son fruto de su mente genial. Como ya se había visto en Películas como "Reservoir Dogs", Tarantino logra un contraste brutal entre el humor y la cotidianidad de los personajes, y la violencia extrema, lo que hace que, para el publico, la experiencia de ver Pulp Fiction sea algo a la vez muy visceral y muy cálido. Se añade a la vez una narración no lineal que ayuda a explorar los dos polos de esta película (Humanidad y Violencia ). Todos los elementos anteriores, se complementan con innumerables referencias a la cultura Pop y unas impecables actuaciones de Uma Truman, Samuel L. Jackson y John Travolta.
Pulp Fiction le valio a Quentin Tarantino, la Palma de oro en Cannes y un Oscar al mejor Guión.

El Vitral


Este es un cuento que escribí hace un año, he escrito otros cuatro pero este es el mejor. Más tarde mejorare y publicare los otros:

Tras tres meses de dura batalla contra una enfermedad del corazón, mi abuelo finalmente falleció en una solitaria camilla del Hospital Militar, un domingo de soledades. Nadie lo visitó aparte de mamá y yo, que aún recordábamos donde y desde cuando el abuelo había sido enterrado en vida. Pasaba los días en un sueño profundo y cuando estaba despierto miraba a través de la ventana de su cuarto con vista a los cerros, siempre los miraba inclusive cuando hablaba con nosotros, y se lamentaba de haber criado hijos desmemoriados. Por eso odio recordar cuando se hizo la lectura de su testamento, en la oficina de su abogado, allí estaba toda la familia. Más presente que en su agonía, más completa que en su funeral. Mamá los saludo con cierto desdén, yo en cambio no salude a nadie, estoy seguro que más de uno se molesto, pero ellos nunca me llaman y a mamá menos. Mi abuelo tenía un dinero suficiente como para que este fuera repartido equitativamente entre sus tres hijos y así fue, también tenia un apartamento cerca de la Universidad Nacional el cual dejo a mí primo Leonardo que pronto iría a estudiar allí. Yo no esperaba que me dejara algo (aunque aún tenía algo más) ya que nunca me mostró afecto claro que el era un hombre muy hermético en el cual era muy difícil descifrar sus afectos, pero no me sorprendió igualmente que me dejara su tiendita de vitrales. Aprendí ese oficio directamente de él. A la salida mi primo Leonardo me sugirió que tan pronto como tuviera posesión del lugar, lo liquidara ya que era un pésimo negocio. No hice caso y me instale al día siguiente.

El lugar era pequeño, tanto que las paredes ejercían una presión distante sobre los músculos y los huesos, por todo el lugar habían viejos vitrales apiñados de tal manera que uno tenia que caminar midiendo los pasos para no volverlos polvo de colores. Mientras la luz tenue de la tarde traspasaba las ventanas rucias y golpeaba los vitrales, los reflejos formaban en las paredes y en los rostros, carnavales de colores, de ecos submarinos y cuevas de coral, de tiempos míticos y naturalezas exuberantes, me encantaba pasar las tardes después del colegio allí. Era muy bonito a pesar del papel tapiz roto, de las paredes decoloradas, de los vidrios de color sepia por el olvido y del fantasma de un abuelo agrio que se acostaba sobre la caja de pago en espera de clientela como un perro resignado a la decrepitud. Era un pésimo negocio, ya no lo salvaba ni la reputación de buen artesano de mi abuelo, se que debí hacerle caso a Leonardo pero por alguna razón pienso que un buen hombre de negocios debe ser terco. Nunca espere realmente tener clientes, la verdad es que solo espere la comprobación de que esto había sido una mala idea, por eso la llegada de aquel hombre no me pareció real hasta que hablo-“No puedo creerlo, esto se volvió una ratonera”- no me ofendí, era verdad. Era un hombre raro, tenía un rostro cadavérico, con la piel morena pegada a los huesos del cráneo, el pelo grisáceo, abundante y despeinado y los ojos rodeados de una gran aureola oscura, era tan viejo como mi abuelo. El hombre parecía conocer la tienda, caminaba con cuidado entre los vitrales y se sobrecogía con la estrechez del lugar, parecía extrañado por la decadencia en la que había caído la tienda-“¿Buenos días, que se le ofrece?”- en cuanto termine de preguntar el hombre se acerco rápidamente a la barra y dejo sobre esta un papel doblado-“¿Qué es esto?”- el hombre me miro calmadamente-“Ábralo”- era un diseño, para un vitral circular de marco de plomo, nunca había visto un diseño así –“¿discúlpeme si soy chismoso pero que significa este diseño?”- el hombre me miro con severidad-“es un vitral del olvido”- tarde un tiempo en tragarme esa repuesta-“Perdón señor pero no entiendo”- el hombre puso ambas manos sobre la mesa y miro hacia el piso-“Es un vitral que me ayudara a olvidar ciertas cosas del pasado, Dios, Gonzalo nunca preguntaba”- en ese momento desee gritarle que como pretendía que un vitral hiciera eso, pero luego pensé que si mi abuelo no hacia preguntas era por que no quería que ese orate reaccionara violentamente-“ en esa esquina esta mi numero, llámeme cuando este listo”- se fue sin despedirse y sin siquiera decir gracias, odio eso pero ya que podía hacer. Reflexione un momento sobre lo que había pasado, ¿debía estar feliz por tener un cliente o triste por tener un cliente loco? No lo sabía.

A eso de las dos fui a almorzar con Mónica Sandoval en una pescadería cercana, ella invitó. Si dependiera de mí, me hubiera quedado en la tienda pensando ¿Qué carajos había pasado por la mañana? Pero Mónica insiste tanto, que uno sale con ella solo para salir del asunto. Desde hace unos meses me echa los perros. Pero yo no le paro bolas, es demasiado sumisa para mi gusto, tiene un complejo de princesa y posiblemente sea una mantenida. No puedo quitarme ese diseño de mi cabeza, ¿Qué es? ¿Para qué? ¿Por qué? No son acaso estas las preguntas que uno se hace sobre la vida, y si no puedo resolver esas podré resolver estas-“¿crees que se me ve mejor el bronceado natural o el de spray?” – Eso me bajo a tierra-“¿perdón?- Mónica me miro por un segundo y luego se levanto-“eres increíble, no se para que me molesto en sacarte”- salio del restaurante sin despedirse y yo tuve que pagar el almuerzo. De camino a la tienda no pensé en lo que había pasado con Mónica, yo tenía mis razones (no solo era el vitral, era ella misma) para no ponerle atención. Después del almuerzo volví a la tienda, cogí el diseño y me encerré en el taller de mi abuelo en la trastienda. Allí entre las herramientas y el desorden, reposan los trabajos incompletos de mi abuelo. Sobre la meza: la caperuza de una lámpara con base de estaño moldeado para que pareciera un tronco de un árbol, la caperuza con sus hojas y frutos de vidrio iba a ser la copa. Estaba trabajado en eso cuando le dio el primer pre-infarto. El tiempo pasa, tres meses de ausencia y este lugar ya esta irreconocible, es como si noventa y un mundos hubieran caído allí cada uno dejado su cicatriz sobre las cosas.

Me senté en la silla de trabajo de mi abuelo, en ese espacio que actuaba tanto como refugio como coraza, mi abuelo pasaba las tardes construyendo los sueños de otros y poniendo-al mismo tiempo- un poco de los suyos, en cada vitral que hacia. Ningún trabajo tenía mayor importancia que otro, no importaba la fecha límite ni el tamaño del pago, para mi abuelo todos eran iguales. Que yo supiera, solo había un trabajo que él odiaba: la ventana incompleta, con la imagen de una sirena posada sobre una roca mostrando sus tetas volcánicas a una multitud de ninfas en poses sexuales. Mi abuelo no la termino, no por la pornografía, sino por que se entero que el trabajo era para un traqueto (del cual nunca se supo el nombre) de Medellín. Se dice que por amenazas de ese hombre mi abuelo se compro su revolver .50 Desert Eagle, que hoy descansa en una gaveta con un aspecto que lo hace ver tan viejo como inútil. Yo creo que era más probable que el hubiera comprado ese revolver por los rateros que a veces se metían en la tienda. Entre tantas cosas que uno pude recordar en una tarde de ocio, algo importante me vino a la cabeza. Es curioso, hay gente que relaciona un sonido con una revelación, en mi caso ese sonido es vidrio quebrándose. Cuando yo tenía catorce años, ayudaba a mi abuelo en la tienda, una tarde de un lunes festivo. Cuando buscaba los tapabocas, encontré en un cajón un papel que tenia un diseño similar (o será acaso el mismo) al de mi cliente. Lo busque, incansablemente y finalmente lo encontré en el cajón donde mi abuelo guardaba las herramientas viejas y oxidadas, no le gustaba botar nada. A riesgo de contraer tétanos, lo saque del fondo de ese cajón. Al abrirlo vi que abajo del diseño alguien había escrito con tinta roja y en mayúsculas la palabra imposible. Tenía la fecha de hoy hace diez años. Recordé que hoy era el aniversario de la apertura de la tienda y que mi abuelo marcaba este día en el calendario con un círculo de tinta roja y una extraña inscripción: cada diez años. Esa inscripción siempre me hizo sospechar que había algo más que el aniversario que motivaba a mi abuelo a marcar esa fecha. Seguí buscando en la tienda por pistas y finalmente las encontré en una caja de cartón que había sido puesta en una alta repisa al lado de la puerta del taller, allí no solo encontré otros dos diseños con fechas de veinte y treinta años atrás respectivamente sino también una fotografía de mi abuelo y otro hombre con uniformes de soldado, en la parte de atrás de un camión. La cara del hombre estaba circulada con tinta roja y tenia escrito debajo del círculo: cada diez años. Era mi cliente hace cincuenta y siete años. En la parte de atrás de la foto había otra inscripción: Cruzando el paralelo 38 -1951. Mi cliente al igual que mi abuelo era veterano del batallón Colombia que participo en la guerra de Corea. Ambos compartían un pasado que todos habían olvidado sin querer y que tal vez los pocos que querían olvidarlo no podían hacerlo.

Me los imagine corriendo entre los campos coreanos, corriendo entre las metrallas y las explosiones y los cadáveres de las personas con las que hablaron, comieron y mamaron gallo, mientras se agolpaban en las filas como vacas esperando los cuchillos de sus matarifes. Nunca estuve en una batalla y no se la dimensión real de lo que mi abuelo vivió pero por lo poco que he oído, fue algo horroroso. Mi abuelo hablaba poco sobre la guerra, y lo poco que decía lo hacia con un orgullo fingido con el que decía que la sangre derramada valía la pena. Pero mi abuela (que en paz descanse) solía decir que extrañaba la antigua alegría y apertura que tenía antes de ir a la guerra, también decía que le molestaba que mi abuelo llorara en secreto frente a sus recuerdos de la guerra maldiciendo la hora en la que tuvo que ir allí mientras que frente a la gente se disfrazaba con su traje de guerrero orgulloso. Él nunca quiso admitir que la guerra lo había dejado tocado, pero su esposa si noto el hermetismo y la tristeza que lo consumía, dejando en todas sus cosas y en todos los lugares por los que pasaba un hálito de desasosiego. Las cosas estaban claras, ya sabia de que se trataba todo esto, solo una cosa no estaba clara ¿Por qué mi abuelo considero imposible este trabajo? Viéndolo bien no era tan difícil-raro sí- pero no imposible. Yo solo supe de un trabajo que él considero imposible, el primero que le encargaron treinta años atrás cuando abrió la tienda. Viendo que todos los diseños tienen espacios de diez años pero que todos datan del aniversario de la apertura de la tienda, puedo decir que con seguridad que el diseño de hace treinta años fue el primer trabajo de mi abuelo, el cual nunca se hizo. Tal vez mi abuelo considero que ese trabajo era imposible no por lo complicado sino por que hacerlo seria reconocer que la guerra lo había afectado tanto como a su amigo. En ese momento decidí que era momento de acabar con el egoísmo y el sufrimiento. Saque las herramientas necesarias, puse el diseño sobre la mesa y me dispuse a forjar con plomo y vidrio de color el destino de un hombre atormentado.

Termine el vitral en una noche en la que no supe cuando pasaron los segundos y se transformaron en minutos y cuando estos a su vez se transformaron en horas. Al día siguiente, luego de dormir unas tres horas llame al cliente. Este llego una media hora después, entro sin cuidado alguno en la tienda estado a punto de romper varios vitrales que estaban a su paso. Se acerco a la barra y sin saludar y sin pedir el favor me pidió el vitral, yo tenía paciencia y lo comprendía calladamente. Me trajo satisfacción ver su cara de niño en dulceria, lo agarro con sus manos de alambre y lo levanto con unas fuerzas que no parecía tener. Tan pronto como lo levanto, empezó a llorar sin inhibiciones-“que pena joven, un hombre recio como yo llorando debe ser una vergüenza”- dijo y agrego-“solo que yo siempre supe que no debía hacer esto”- me sorprendió esa frase-¿porqué?- pregunte- “por que hoy es el ayer de mañana”- no entendía nada-“no entiendo, señor”- el hombre me miro fijamente con sus ojos vidriosos y rojizos ya cansados de llorar-“ aunque no lo quiera admitir mi pasado siempre influencio e influenciara mi presente y mi futuro” – dijo con una voz pausada, sin ninguna preocupación-“ahora que he negado mi pasado no puedo tener presente ni futuro”- al terminar de decir eso el hombre se desintegro en una nube de polvo amarillo, el vitral que era su pasado, su presente y su futuro se reventó contra el piso formando una lluvia de granizo coloreado. No podía creer lo que acababa de ver ¿estaría soñando? No, no estaba soñando ¿y ahora que voy a hacer?, si alguien vio al hombre entrar a la tienda pero nunca salir, podría llamar a la policía si se entera que mi cliente ha desaparecido y yo ¿Cómo le explico a la ley que ese hombre se volvió literalmente polvo en mi tienda? Decidí abandonar la tienda y esconderme por un tiempo. Nada paso, en los meses siguientes y aun hoy nada ha pasado, solo me escondí por diez días luego cuando me entere que nadie me buscaba salí de mi refugio. Nunca más pude volver a hacer un vitral, hoy tengo un trabajo decente muy lejos de esa tienda que aun visito. Mucho del polvo amarillo invadió los viejos vitrales apiñados, que habían sido abandonados por clientes sin memoria. Pero en el centro de la tienda un prevalece una gran montaña de polvo, que se eleva con el viento que se filtra por una ventana que dejé abierta, flotando pasiva y lentamente, sin tiempo alguno como una mente que recuerda.

2007

Cita del Día:

¿En la divina sinfonía
no soy la nota disonante
con esta voraz ironía
que me devora en todo instante?
Charles Baudelaire-Heautontimoroumenos
Las Flores del Mal